En los estudios realizados sobre las intervenciones basadas en Mindfulness en el tratamiento de la ansiedad en niños y adolescentes se proporcionan resultados positivos, tales como la disminución significativa de los síntomas y una mejora del funcionamiento global. En el siguiente artículo analizaremos algunos de estos resultados.
La ansiedad es una reacción emocional que se produce ante una situación percibida como amenazante, es decir, una respuesta anticipatoria a una amenaza futura, la cual se manifiesta a través de sensaciones de nerviosismo, preocupación, miedo intenso y tensión física. Si bien la ansiedad puede ser una reacción normal y útil en ciertas circunstancias, ya que puede alertarnos de peligros potenciales y llevarnos a tomar medidas para protegernos, en otras ocasiones esta ansiedad se vuelve excesiva, persistente o interfiere de una manera significativa en nuestras actividades diarias.
Los diferentes trastornos de ansiedad en la infancia y adolescencia se encuentran entre los más frecuentes, con una prevalencia que va desde el 8% al 20% a nivel global, mientras que es España nos encontramos unos valores un poco por encima de estos datos y se estima que se encuentra entre el 13% y el 27%.
En la actualidad conviven diversos tipos de intervenciones para su tratamiento, siendo la Terapia Cognitivo Conductual las más utilizada, considerándose el tratamiento de primera línea. Sin embargo, su eficacia a corto y largo plazo se sitúa entre el 20% y el 50% de los niños y adolescentes que siguen este tratamiento (Martínez Escribano, J.A., Piqueras, J.A. y Salvador, C., 2017). Estos datos nos llevan a considerar otras intervenciones complementarias, como pueden ser aquellas relacionadas con la aceptación y la atención plena, las cuales han recibido una gran atención por parte de la investigación y la práctica clínica en los últimos años.
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, el Mindfulness, al igual que otras tradiciones contemplativas, se basan y entrenan la focalización interna de la atención, y promueven la observación y la indagación de pensamientos, sentimientos o sensaciones corporales con el objetivo de profundizar en la comprensión, tanto conceptual como no conceptual, de la experiencia. Es una forma de centrarse en el momento presente, activa y reflexivamente (Vallejo, 2006). Sus características esenciales son:
- Capacidad de observar sin juzgar, sin criticar y sin reaccionar a la experiencia tal y como es en el momento presente.
- Cultivo de la bondad y la amabilidad hacia la propia experiencia.
- Aceptación de la experiencia para poder observarla tal y como es.
- Ecuanimidad, atender a todas las experiencias por igual: aceptar la experiencia como un suceso que ocurre, transitorio y no permanente.
- Conciencia no-conceptual, sin pensar ni comparar las experiencias.
- Atención al presente, lo que ocurre en el aquí y ahora: habilidad de hacer hueco entre el pasado y el futuro, de quedar libre de preocupaciones y anticipaciones.
- Sin metas u objetivos.
- Conciencia del cambio: ver los fenómenos en su devenir, en su movimiento, en su proceso.
- Observación participante: las propias sensaciones, emociones o pensamiento se contemplan y se sienten simultáneamente.
Entre los programas e intervenciones que incorporan la atención plena (Mindfulness) y consideran la práctica formal e informal del mismo, se encuentran el Programa de reducción de estrés basado en atención plena (MBSR) y la Terapia cognitiva basada en al atención plena (MBCT). Entre aquellas intervenciones que sólo contemplan la práctica informal del mindfulness nos encontramos con la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la Terapia Dialéctico Conductual (DBT).
Los diferentes estudios realizados sobre la eficacia de estos tratamientos en el tratamiento de la ansiedad en población infanto-juvenil han mostrado tener un impacto positivo de la misma forma en que lo tienen en la población adulta, realizando los cambios pertinentes y adaptaciones necesarias para una aplicación adecuada al rango de edad.
Estos estudios concluyen de manera generalizada que la aplicación del Mindfulness en el tratamiento de estrés en esta población tiene como resultado una disminución significativa en los índices clínicos de ansiedad y una reducción de la activación de las áreas cerebrales implicadas en el procesamiento emocional.
Si bien son pocos los trabajos publicados, se ha podido constatar que en la actualidad se está produciendo un auge en este tipo de estudios y que en los próximos años podremos ver la publicación de muchos de ellos.
Soy instructora de Mindfulness y especialista en Tratamiento del trauma y desde mi consulta ayudo a muchos niños y jóvenes a lidiar con los problemas de ansiedad, que por otro lado, son tan característicos de este periodo de la vida. ¿Hablamos?
Imagen de portada: Freepik
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