El Mindfulness está de moda, y eso lo podemos deducir si atendemos al gran número de publicaciones que se están produciendo en esta materia en los últimos tiempos, sobre todo en entornos clínicos. Pero también se está prestando atención a su inclusión en entornos educativos, y como consecuencia, pueden surgir dudas de su idoneidad y eficacia. Intentamos abordar algunas de estas cuestiones en el siguiente artículo.
Palomero Fernández y Valero Errazu (2016), es su artículo Mindfulness y educación: posibilidades y límites, se plantean cuestiones cómo las condiciones que deberían requerirse para que el Mindfulness tenga resultados positivos en contextos educativas, las necesidades de los docentes antes de aplicarlo o en qué circunstancias podría no ser aconsejable su utilización.
Ya hemos abordado anteriormente en algunos artículos qué es Mindfulness y su aplicación en ciertos contextos clínicos. Mindfulness, según Kabat-Zinn (2003), trabaja la focalización interna de la atención en el momento presente con aceptación, promoviendo la observación y la indagación de pensamientos, sentimientos o sensaciones corporales con el objetivo de profundizar en la comprensión, tanto conceptual como no conceptual de la experiencia. Siegel (2007) explicita que esta focalización y observancia deben producirse libre de juicios en términos de adecuado o inadecuado.
Davis y Hayes (2011) agrupan en tres los beneficios aportados por la práctica y participación en programas de Mindfulness:
- Beneficios afectivos, los cuales incluyen una reducción de la sintomatología ansiosa y depresiva en una amplia gama de problemas clínicos.
- Beneficios intrapersonales, suponiendo una mejora en otros parámetros relacionados con el bienestar y la calidad de vida, como por ejemplo, la reducción del dolor o el aumento de la capacidad para prestar atención.
- Beneficios interpersonales, los cuales incluyen un mayor nivel de satisfacción en la relación, así como una mejora en las habilidades de gestión y regulación emocional.
Centrándonos en su aplicación directa en entornos educativos, las investigaciones disponibles a día de hoy indican que los programas de Mindfulness aplicados a este ámbito influyen positívamente en el rendimiento escolar y en los factores personales del alumnado:
- Justo, Ayala y Martínez (2010) evaluaron el impacto de un programa de entrenamiento en Mindfulness con alumnado migrante de secundaria, demostrando una mejora significativa de los niveles de autoconcepto y rendimiento académico.
- López-González, Amutio, Oriol y Bisquerra (2015) encontraron que los hábitos globales de relajación y Mindfulness correlacionaba positívamente con el rendimiento académico y el clima en el aula.
- García-Rubio, Luna, Castillo y Rodríguez-Carvajal (2016) presentan los efectos de una intervención breve basada en Mindfulness en estudiantes de educación primaria, con la que consiguieron una disminución de problemas de conducta en el aula, acompañada de una mejora en las relaciones sociales y un aumento de la relajación.
- Mourao et. al. (2016), analizando diversas experiencias que se han llevado a cabo, concluyen que el Mindfulness puede ser una herramienta valiosa para la formación de futuros líderes que contribuyan a una transformación social basada en valores como la compasión y cooperación.
- Azkarraga y Galliza (2016) presentan una innovadora investigación sobre el cambio de valores a propósito de la participación en un programa de formación para instructores de MIndfulness, concluyendo que la práctica del Mindfulness promueve una mayor consciencia de las acciones de los individuos sobre sí mismos (cuerpo y mente) y sobre el mundo, a través de la reapropiación de la atención y a intención.
- López-Gozález, Amutio, Herrero y Bisquerra (2016) nos presentan la validación de una interesante herramienta de investigación, la escala de relajación-mindfulness para adolescentes.
Por lo tanto, como se puede comprobar en los estudios anteriormente mencionados, existe una correlación positiva evidente sobre la aplicación de Mindfulness en entornos educativos, con un impacto significativo en rendimiento y regulación personal, optimizando las capacidades cognitivas de los alumnos y, fundamentalmente, su capacidad de atención, que se hagan más conscientes de sí mismos, de su entorno y de las personas con las que interactúan, al mismo tiempo que aprenden a relacionarse de un modo más responsable y sereno.
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